El
hombre de Flores (
Homo floresiensis), apodado «hobbit», es una especie extinta del género
Homo.
Es extraordinaria por el pequeño tamaño de su cuerpo de apenas 1 metro
de estatura, y 25 kg de peso, su cerebro de menos de 400 cc, y por su
reciente desaparición, pues ha sido contemporánea de los humanos
modernos (
Homo sapiens). Descubierta en 2004, en un principio se pensó que habitó hasta hace 12 000 años en la isla indonesia de Flores.
Sin embargo, a raíz de las excavaciones realizadas por el Australian
Research Council entre 2007 y 2014 se hicieron nuevas investigaciones
publicadas en marzo de 2016 en la revista
Nature que retrasaron la fecha de extinción del
H. floresiensis a 50 000 años atrás, coincidiendo con los años de expansión del
H. sapiens en la zona.
Descubrimiento
En 2003, en yacimientos en la cueva de Liang Bua, se descubrió un esqueleto fosilizado, que se dató con una antigüedad en 18 000 años, designado como LB1, muy completo excepto por los huesos del brazo, que todavía no se habían encontrado. Posteriormente, en 2004
en el mismo lugar, se recuperaron partes de otros nueve individuos,
todos diminutos, incluida una mandíbula designada como LB6, así como los
huesos del brazo derecho pertenecientes al ejemplar original y herramientas de piedra igualmente pequeñas, de estratos comprendidos de entre 90 000 a 13 000 años de antigüedad.
La isla de Flores ha sido descrita (en la revista
Nature) como «una especie de mundo perdido», donde animales arcaicos, extintos hace tiempo en el resto del mundo, habían evolucionado a formas gigantes y enanas por especiación alopátrica. La isla estaba habitada por elefantes enanos (una especie de
Stegodon) y lagartos gigantes similares al dragón de Komodo, así como por
Homo floresiensis, que puede ser considerado una especie de humano enano.
Los descubridores apodaron «hobbits» a los miembros de la diminuta especie, como la raza ficticia de gente pequeña del Legendarium de Tolkien.
Homo floresiensis
tiene unos 74 000 años de antigüedad. También están ampliamente
presentes en esta cueva sofisticados utensilios de piedra de un tamaño
considerado adecuado para un humano de 1 metro de estatura. Dichos
utensilios parecen tener una antigüedad entre 95 000 y 13 000 años y
están asociados con estegodontes jóvenes, presumiblemente presas del
hombre de Flores.
Los especímenes no están fosilizados, sino que tienen lo que ha sido descrito en un artículo de
Nature
«la consistencia del papel mojado secándose» (una vez expuestos, los
huesos deben dejarse secar antes de que puedan ser extraídos).
Los investigadores esperan encontrar ADN mitocondrial en buen estado para compararlo con muestras de especímenes no fosilizados de
H. neanderthalensis y
H. sapiens
similares. Sin embargo, la probabilidad de que se haya conservado ADN
es baja, pues éste se degrada más rápidamente en entornos tropicales
templados, donde se sabe que no se conserva más que algunas docenas de
años. La contaminación del entorno cercano parece altamente probable
dado el ambiente húmedo en el que fueron encontrados los especímenes.
Anatomía
Homo erectus, señalado como el antepasado inmediato de
Homo floresiensis,
tenía aproximadamente la misma talla que los humanos modernos. Sin
embargo, los especialistas creen que a consecuencia del limitado aporte
alimentario de la Isla de las Flores, la población de
Homo erectus llegada al territorio de la isla de Flores hace
ca. 500 000 años sufrió un fuerte enanismo insular, una forma de especiación geográfica también presente en la isla en otras diversas especies.
Aparte de la diferencia de tamaño, esta hipótesis se basa en que los especímenes parecen semejantes en sus características a
H. erectus, del que se sabe que vivía en el sudeste asiático en la misma época que los hallazgos más antiguos de
H. floresiensis. Estas semejanzas observadas forman la base para el establecimiento de la relación filogenética sugerida. Sin embargo, hay que tener en consideración que no se han encontrado en la isla restos correspondientes a
H. erectus, y mucho menos formas de transición;
hasta el momento, se han encontrado solamente pruebas materiales
(herramientas de piedra), atribuible solo presuntamente a una posible
ocupación por
H. erectus hace 840 000 años; no se descarta tampoco que sean atribuibles a otra posible especie de homínido existente en esa época.
Así, al tener el espécimen tipo de esta especie encontrada, un esqueleto bastante completo, y un cráneo casi completo de una hembra de 30 años de edad y 1,06 metros de altura no sólo presenta una drástica reducción en comparación con el
H. erectus, sino incluso una talla algo menor que la del
Australopithecus, un ancestro tres millones de años más antiguo y que no se pensaba previamente que se hubiese expandido más allá de África. Esto tiende a calificar a
H. floresiensis como el miembro más «extremo» de la extensa familia humana; ya que serían ciertamente los más bajos y pequeños.
En relación a la estatura,
H. floresiensis es también bastante diminuto comparado con el tamaño del ser humano moderno. La altura estimada de un
H. floresiensis
adulto es considerablemente menor que la altura media adulta de todas
las poblaciones humanas modernas físicamente más pequeñas, tales como
los pigmeos africanos (< 1,5 m), twa, semang (1,37 m para las mujeres adultas) o los andamaneses (1,37 m para las mujeres adultas). La masa es normalmente considerada más importante biofísicamente
que una medida unidimensional de altura, y por dicha medida, debido a
los efectos de escala, las diferencias son incluso mayores. Se ha
estimado que en el espécimen tipo de
H. floresiensis tenía unos 25 kg.
H. floresiensis además tenía brazos relativamente largos, quizás para permitir a esta pequeña criatura trepar a la seguridad de los árboles cuando lo necesitaba. Estos huesos del brazo, hacen que las inevitables comparaciones con los humanos modernos acondroplásicos (sobre 1,2 m) u otros enanos
no sean válidas, pues estas personas no son proporcionalmente más
pequeñas que las demás por regla general, sino que sólo tienen sus
miembros más cortos.
Además de una talla corporal pequeña,
H. floresiensis tenía un cerebro extraordinariamente pequeño. El espécimen tipo, con 380 cm³,está en el mismo rango que los chimpancés o los antiguos
Australopitecus. Su cerebro está reducido considerablemente respecto al del presunto antecesor inmediato de esta especie,
H. erectus, que con 980 cm³ tenía más del doble de volumen cerebral que su especie descendiente.
A pesar de la ley de la biogeografía insular, ésta no explica bien la reducción del tamaño cerebral de 800 c.c. en
Homo ergaster (
erectus) hasta los 400 cc de
Homo floresiensis. Gracias a los descubrimientos en los yacimientos de Dmanisi de
Homo georgicus, cuyo cerebro era de 600 c.c. aproximadamente y estrechamente emparentados con
Homo habilis,
los cuales salieron del continente africano hace 1.8 millones de años
llegando hasta la isla de Java, sabemos que existieron en Asia homininos
con cerebros más pequeños. Una reducción de 200 c.c., es decir de los
600 c.c. de
H. georgicus a los 400 c.c. de
H. floresiensis, no es tan drástica como pasar de los 1100 c.c. de
H. erectus a 400 c.c., lo cual los situaría más cercanos a
H. habilis que a
H. ergaster -
H. erectus. Sin embargo, la relación cerebro-masa corporal que presenta
H. floresiensis es comparable a la de
H. erectus,
lo que indica que es improbable que las especies difieran en
inteligencia. De hecho, los descubridores han asociado a la especie
algunos comportamientos avanzados.
Estos comportamientos estarían asociados a la existencia de evidencias del uso del fuego para cocinar. La especie también ha sido relacionada con herramientas de piedra de la sofisticada tradición del Paleolítico Superior típicamente asociada con los humanos modernos, quienes con 1310-1475 cm³ casi cuadruplican el volumen cerebral de
H. floresiensis (con una masa corporal incrementada en un factor de 2,6). Algunas de estas herramientas fueron aparentemente usadas en la caza necesariamente cooperativa del
Stegodon enano local por esta pequeña especie humana. Igualmente en otro yacimiento llamado Mata Menge, el investigador Adam Brumm
y sus colaboradores han detectado que las herramientas encontradas
tienen importantes similitudes con las halladas en Liang Bua;
presentando las herramientas de Mata Menge una datación que arroja la
asombrosa fecha de «entre 840 000 y 700 000 años».Estas fechas, indican que
Homo sapiens
no pudo fabricar las herramientas descubiertas en Mata Menge, y con
ello probablemente también las de Liang Bua; ya que la especie
Homo sapiens no existía en esa época.
Además, la isla de Flores permaneció aislada durante la edad de hielo más reciente debido a un profundo estrecho, a pesar del bajo nivel marino que unió a buena parte del resto de Sondalandia. Este hecho ha llevado a los descubridores de
H. floresiensis a concluir que la especie o sus antecesores sólo pudieron haber alcanzado la isla aislada por medio de algún transporte marítimo, quizás llegando en balsas de bambú hace unos 100 000 años.
Estas evidencias observadas de tecnología avanzada y cooperación a un nivel humano moderno ha impulsado a los descubridores a proponer que
H. floresiensis tendría casi con total certeza lenguaje.
Estas sugerencias han resultado ser las más controvertidas de los
hallazgos de los descubridores, a pesar de la probablemente alta
inteligencia de
H. floresiensis.